La gran pregunta que todo autor debería hacerse antes de escribir
El verdadero camino para conectar con tu lector ideal
Hace tres años me encontré en la encrucijada en la que quizás tú también estás ahora.
Publicaba sin parar, siguiendo lo que «funcionaba», ajustándome a lo que el algoritmo premiaba en ese momento.
Conseguía alcance, sí, pero sentía que algo no encajaba.
¿De verdad quería que mi trabajo dependiera de perseguir tendencias? ¿De adaptarme a lo que fuera viral en lugar de escribir con propósito?
Es tan fácil caer en esa trampa...
Nos bombardean con estrategias para ganar visibilidad rápido, para captar atención en segundos, para que el contenido «rinda» en métricas.
Pero lo que pocos te dicen es que, si solo escribes para alimentar el algoritmo, te conviertes en esclava de él. Un día tu voz es visible y al siguiente desaparece en el ruido de la novedad.
Escribir y crear contenido viral son conceptos que se entrelazan, pero que no significan lo mismo.
Los escritores que realmente dejan huella no siguen tendencias, crean movimientos. No escriben para ser parte de la conversación del momento, sino para construir una identidad que trascienda. Porque una audiencia fiel no se construye con trucos virales, sino con autenticidad y coherencia.
Seguramente te has hecho esta pregunta en algún momento: ¿Cómo puedo escribir algo que impacte, que genere ingresos y que además me haga sentir orgullosa de mi trabajo?
Las redes sociales han cambiado la forma en la que consumimos cualquier información. Hoy, el contenido tiene que ser fácil, rápido y de acceso inmediato para captar la atención de una audiencia distraída.
Los grandes creadores de contenido han aprendido a jugar con el algoritmo y producir piezas que funcionan en entornos donde las personas buscan información rápida, entretenimiento o inspiración inmediata.
Pero eso tiene un gran riesgo: la mayoría de esa información es radical y sesgada. Los algoritmos no premian la profundidad ni el matiz, sino lo que genera más interacciones en el menor tiempo posible. Y en ese juego, las ideas se simplifican hasta volverse eslóganes vacíos, las opiniones se polarizan para generar debate y la «verdad» se distorsiona en favor de la viralidad.
Las frases llamativas y los discursos extremos se comparten más que cualquier análisis reflexivo. Y esto no solo afecta la calidad del contenido que consumimos, sino también la forma en que pensamos y tomamos decisiones.
Si solo nos alimentamos de lo que confirma nuestras creencias, sin cuestionarlo, sin contrastarlo, corremos el riesgo de convertirnos en personas con opiniones rígidas, incapaces de matizar, de dudar o de ver más allá de una narrativa única.
Entonces, ¿qué pasa si quieres escribir algo que no se consuma en 30 segundos? ¿Y si tu propósito es crear algo que deje huella, que trascienda, que no dependa de tendencias pasajeras?
Porque si eres escritora, lo que buscas no es solo atención, sino impacto.
Y de eso va esta pieza, de cómo pasar de creadora de contenido a escritora que cobra por su trabajo.