El primer paso comienza en tu mente
Al principio, yo también tenía dudas. Me sentía inferior a otras creadoras que tenían miles de seguidores, pensaba que nunca alcanzaría el nivel de las newsletters que admiraba y, mucho menos, que personas de referencia leerían o compartirían mi contenido.
Publicar en una plataforma como Substack, donde todo queda expuesto y donde cualquier persona puede leer, juzgar o simplemente ignorarte, me intimidaba, lo confieso.
Pero sabía que si quería llegar lejos, tenía que empezar a PENSAR como alguien que ya estaba en movimiento.
Eliminar las creencias limitantes no es sencillo, porque no son pensamientos conscientes. Son raíces profundas, sembradas desde la infancia y alimentadas por nuestro entorno, por la cultura, por experiencias pasadas que no hemos digerido del todo. «No soy lo suficientemente buena». «¿Quién soy yo para hablar de esto?». «Nadie va a leerme». «Ya hay demasiadas personas haciendo lo mismo».
Estas frases no aparecen solo cuando vas a lanzar una newsletter… están en todas partes. Yo las veo cada día en las profesionales con las que trabajo en la escuela. Se camuflan en la pereza, en la falta de claridad, en la procrastinación…
Las creencias limitantes son las raíces. El diálogo interno es el síntoma.
Lo que te dices cada día —ese monólogo silencioso cuando estás a punto de escribir, de hacer clic en «publicar», de compartir el enlace— es el reflejo directo de esas raíces invisibles que nunca te has parado a revisar.
Por eso muchas personas abandonan antes incluso de empezar. Porque en lugar de trabajar su mentalidad, se enredan en la parte técnica: qué nombre elegir, cuántas veces escribir, sobre qué… Pero te lo digo desde ya: el verdadero trabajo empieza en tu mente.
La visualización: no es magia, es neurociencia
Sé que puede sonar a charla motivacional vacía, pero no lo es. Está científicamente demostrado que la visualización consciente activa en tu cerebro los mismos circuitos que se activan al llevar a cabo la acción.
En otras palabras: soñar con el resultado activa el proceso. Así que sí, permítete soñar con una comunidad que te espera con ganas cada semana, con gente compartiendo tus textos porque sienten que les hablas directamente, con mensajes diciendo «gracias por escribir esto, me ha tocado». Porque si no eres capaz de imaginarlo, difícilmente podrás construirlo.
Cambia el canal: de crítica a consciencia
El primer paso para avanzar es hacer visible tu diálogo interno. Escúchate cuando pienses en lanzar tu Substack. ¿Qué te dices? ¿Qué tono usas contigo? ¿Te animas o te saboteas? Porque si cada vez que piensas en publicar aparece la voz que dice «esto es una tontería», «nadie va a leerme», «no estoy lista»... entonces, ese es el primer contenido que necesitas revisar: el que te cuentas a ti misma.
➠ Haz este ejercicio: escribe todos esos pensamientos en una hoja. No los filtres. Luego, quémala o rómpela en pedazos y tírala. A partir de ahí, cuestiona cada frase negativa y reemplázala por una afirmación potenciadora.
No se trata de engañarte, sino de abrir espacio para nuevos patrones mentales. Si antes pensabas «nadie va a leerme», ahora prueba con «aunque hoy no me lean, estoy sembrando para que mañana alguien lo haga».
Rodéate de voz alta y buena
Uno de los mayores cambios que hice fue alejarme de personas que no creían en mí. No porque fueran malas personas, sino porque sus propios miedos me contaminaban.
Emprender como escritora —en Substack o en cualquier plataforma— requiere que te rodees de personas que crean en el poder de tu voz. Busca inspiración en referentes que te impulsen, en comunidades, pero no en los que te hagan dudar de ti.
Y si no la encuentras, sé tú esa voz para ti. Reconócete los avances. Celebra cada post que publiques, cada suscriptor nuevo, cada respuesta que recibas.
No te esperes a tener mil lectores de repente. Celebra el primero. El décimo. El que te escribió solo para decir «esto me ha ayudado». Esa es la validación que importa.
El éxito se construye desde el agradecimiento
Ser agradecida con lo que ya has logrado, por pequeño que sea, te ancla al presente y te recuerda que ya has empezado.
Si te enfocas en lo que aún no has conseguido («no tengo suficientes suscriptores», «aún no he monetizado»), vivirás en carencia.
Pero si celebras lo que ya es real («hoy escribí, hoy publiqué, hoy alguien me leyó»), crecerás en abundancia.
No compares tu newsletter con otras. Compárala con la versión anterior de ti misma. Esa que aún no se había atrevido a dar el primer paso.
Publica incluso cuando no estés motivada
Publicar en Substack —como cualquier proyecto de visibilidad— requiere algo más que talento o ganas iniciales. Requiere constancia.
No te servirá de nada escribir bien si no aprendes a sostenerla. Porque sí, te lo adelanto: habrá días en los que no te sientas con ganas, en los que te cuestiones si vale la pena, en los que te parezca que nadie te lee o que estás hablando al vacío.
Esos días llegarán sí o sí. Incluso aunque tengas miles de suscriptores gratuitos y decenas de pago. Me pasa a mí y le pasa a todas las referentes con las que lo he hablado. Porque el trabajo mental es un trabajo diario, desde hoy hasta el resto de tu vida.
Pero te aseguro que si sigues apareciendo, aunque sea con miedo, aunque sea con dudas, aunque tengas la sensación de haber escrito un post mediocre, los resultados seguirán llegando.
A lo largo de este proceso vas a necesitar motivación, sí, pero más aún necesitarás autoestima. Porque cuando no crees en ti, es más fácil abandonar.
Si dudas de tu valor, es lógico que la constancia se tambalee. Y aquí es donde muchas personas se frenan: no por falta de ideas o de técnica, sino por falta de confianza en su capacidad para sostenerse. Por eso antes de hablar de newsletters, algoritmos o estructura de contenido, tenemos que hablar de ti.
La autoestima no se construye de la noche a la mañana, pero tiene un punto de partida claro: mirar hacia dentro y preguntarte por qué haces lo que haces. ¿Por qué quieres compartir en Substack? ¿Qué sentido tiene para ti dar este paso? Si no tienes clara tu intención, será difícil mantener la constancia cuando la motivación falle (y va a fallar). Pero si conectas con un propósito real —aunque sea solo el de explorar tu voz y ayudar a una sola persona— entonces tendrás algo mucho más sólido que la emoción del principio.
El miedo no es el enemigo
El miedo va a estar presente. Eso ya lo sabes y si no, ya te lo digo yo.
Lo que quizá no sabes aún es que el miedo no siempre quiere frenarte, a veces solo quiere protegerte. Es una señal de alerta. No lo veas como algo que tienes que eliminar, sino como una emoción que puedes interrogar y transformar. Hazte estas dos preguntas cada vez que el miedo te paralice:
¿Por qué me da miedo esto?
¿Y si pasa, qué?
Verás cómo muchas veces el miedo pierde poder cuando lo nombras y lo enfrentas.
✷ Por ejemplo: «Tengo miedo a publicar mi primera newsletter». ¿Por qué? «Porque van a pensar que no sé escribir». ¿Y si pasa, qué? «Pues quizá alguien lo piense, pero también puede que alguien lo lea y le encante».
El miedo, como ves, no es tan terrible cuando se verbaliza.
El músculo se entrena. Y se entrena escribiendo
No todas tus publicaciones serán brillantes. Algunas te parecerán mediocres. Otras no tendrán respuesta. Pero lo importante es que sigas escribiendo, que sigas entrenando tu mente, tu tono, tu claridad.
Cada pieza de contenido es una sesión de entrenamiento mental y creativo. Aunque no lo veas, estás construyendo una habilidad. Estás moldeando tu voz. Estás haciendo espacio en el mundo para tus ideas.
Escribir con regularidad no solo te hace mejor escritora, también te hace más profesional. Porque no estás escribiendo solo cuando te sientes inspirada, sino cuando has decidido hacerlo. Y eso te convierte en una creadora de verdad.
¿Y si un día no puedes más?
Si llega un día en que no tienes motivación, no te castigues.
Haz lo mínimo viable. Un borrador corto. Una idea en tu libreta. Una nota. Una reflexión que compartirás otro día. No todo lo que escribes se tiene que publicar, pero todo lo que publicas tiene que haber sido escrito. Y eso implica sentarte, aunque a veces sea sin ganas.
Yo también he tenido que enfrentar muchas dudas, miedos e inseguridades para crear mis propios contenidos, mis libros, mis programas, mis lanzamientos. Pero una cosa me mantuvo en pie: saber que lo que tenía para compartir podía ayudar.
Eso basta.
Cree en el impacto de tu voz, incluso si hoy solo te leen 5 personas. Esas 5 personas te han elegido. Dales lo mejor. Y poco a poco, otras vendrán.
El primer paso para publicar en Substack comienza en tu mente. A partir de ahí es cuestión de ponerle un nombre, decidir sobre qué quieres escribir, marcar la asiduidad con la que vas a escribir y comprometerte. De todo esto, también podemos hablar en otra pieza de contenido.
Para comenzar a escribir en Substack lo primero que tienes que atravesar no es la barrera tecnológica, es la barrera mental.
Pero si estás aquí, leyendo esto, ya has cruzado el umbral más importante: el de la intención.
Te confieso algo: hoy he empezado tres piezas de contenido. Las dos primeras las abandoné a medias. Esta era la tercera. Dudé. Me bloqueé. Me frustré. Pero seguí. Y la terminé.
No porque me sintiera inspirada, ni porque todo fluyera perfecto. La terminé porque recordé quién soy cuando decido no rendirme.
Y quizá tú también necesitas ese recordatorio.
No importa cuántas veces empieces en falso, ni cuántas veces te detengas a mitad del camino.
Lo que importa —lo único que importa— es que vuelvas a elegirte.
Una y otra vez.
Sigue creando. Aunque dudes. Aunque tardes. Aunque hoy no sea tu mejor día.
Porque del otro lado del bloqueo, te espera siempre una versión de ti que no se rindió.
Y créeme… esa versión merece ser descubierta.
Éxito pleno,
Elsa.
Programa de referidos:
¿Quieres recibir crédito por compartir mi contenido? Si te gusta lo que lees y crees que puede ser útil a otra persona, usa el enlace de referido o el botón «compartir» que encontrarás en cualquier pieza de contenido y envíalo por WhatsApp, correo electrónico o redes sociales.
Por cada nuevo suscriptor que traigas (gratuito o de pago), te llevarás estos beneficios:
Uno de mis libros 📚 por 5 referidos.
Masterclass: Vivir de escribir🎬 por 10 referidos.
Café virtual de 30 min. 1 a 1☕✨ por 25 referidos.