7 preguntas para desafiar tus creencias, construir tu confianza y vivir con autenticidad
Solo las más valientes responden esto (¿te atreves?)
Recuerdo perfectamente el momento en que dejé de pedir permiso para ser yo misma. No fue un instante glorioso ni cinematográfico.
Tampoco hubo una epifanía con música épica de fondo ni un golpe de suerte que lo cambiara todo.
Fue más bien un susurro dentro de mí, ahogado por el rugido de una gran parte de la sociedad que disfruta elevando a unos pocos para luego lapidarlos en la plaza pública.
Un grito de condena disfrazado de juicio, de moralidad selectiva, de esas voces que no buscan entender, sino castigar. Porque aquí, destacar es peligroso.
Si tienes éxito y además te sientes merecedora de él, te acusan de arrogante.
Si eres diferente, te exilian con miradas, susurros y críticas.
Si te atreves a desafiar las normas, te empujan al abismo del escarnio colectivo, donde tantos se suben al carro del linchamiento sin siquiera cuestionar por qué.
En un mundo que fomenta el castigo antes que la comprensión, seguir en pie se convierte en un acto de resistencia.
Y de resiliencia.
Algo que la vida me ha enseñado desde bien pequeña.
Y desde ahí, desde la fuerza de esa resiliencia que me empuja a mantenerme a flote donde surge una sensación tan sutil como implacable, como cuando el invierno empieza a ceder ante la primavera sin que nadie se dé cuenta.
Había pasado años escondiéndome como ser humano, ocultado incluso a mi familia y amigos que era una persona de género fluido por miedo a que me tomaran por demente, por miedo a que no me entendieran.
Solo cuatros personas de mi entorno lo sabían, era un secreto muy bien guardado.
Buscaba la validación escondiéndome, ocultando mi identidad para encajar en moldes que no me representaban, si la Vecina Rubia y otras tantas habían triunfado sin mostrar su rostro yo también podía.
Caminaba con pasos medidos para no incomodar a nadie.
Me acostumbré a dudar de mí misma, a ceder mi poder a las opiniones ajenas, porque de esas cuatro amigas había un par que no lo eran tanto y que me infundían miedo a exponerme, miedo a ser yo, miedo, en definitiva, a brillar.
Me adaptaba a lo que parecía razonable, correcto, seguro: vivir escondida.
Pero al final, en mitad de un caos para el que ni siquiera estaba preparada una pregunta explotó en mi cara:
¿Y si esta fuera la oportunidad perfecta para ser yo?
Y lo fue.
Solo hizo falta un post: esta soy yo.
Y muchas críticas.
Muchos halagos también.
Y muchos bloqueos.
Pero fue el gran paso sin el cual hoy no estaría aquí, contándote esto, cumpliendo mi sueño y viviendo de mi pasión: ayudar a otras mujeres a cumplir el suyo.
Pasamos demasiado tiempo confiando más en el juicio de los demás que en el nuestro propio. Creemos que los demás nos ven con más claridad de la que nos vemos a nosotras mismas.
Pero la realidad es que, muchas veces, las opiniones que recibimos de los demás (incluso personas de tu entorno que aparentemente te quieren y son «amigas») están filtradas por sus propios miedos, creencias y limitaciones.
Esa fue la primera de muchas preguntas que me hicieron reconstruirme desde cero.
En esta pieza quiero compartir contigo una serie de preguntas que te ayudarán a desafiar creencias, fortalecer tu autoconfianza y tomar decisiones alineadas con la persona en la que realmente quieres convertirte.
Porque el problema no es la falta de confianza, sino el tipo de preguntas que nos hacemos. Solemos formulamos preguntas que refuerzan nuestras inseguridades: «¿Y si fracaso?», «¿Qué pensarán de mí?», «¿Soy lo suficientemente buena?». Pero el verdadero problema no es la duda, sino la dirección en la que llevamos esa duda.
Solo las más valientes responden esto (¿te atreves?)